sábado, 20 de octubre de 2012

JAZZ




¿Cuándo comenzó el jazz? Es una pregunta que se mantendrá para siempre sin respuesta. La primera grabación de jazz se efectuó en 1917, pero la música existía por lo menos en su estado inicial desde hacía 20 años. Influenciado por la música clásica, marchas, spirituals, work songs, ragtime, blues y la música popular de la época, el jazz ya era una forma particular de música cuando comenzó su documentación.
Desde sus comienzos el jazz se ha ramificado en muchos subestilos carentes de una descripción única que se adapte a todos ellos con fiabilidad absoluta. Sin embargo, pueden hacerse algunas generalizaciones, teniendo en cuenta que en todos los casos hay excepciones.
Los intérpretes de jazz improvisan dentro de las convenciones del estilo que han elegido. Por lo general la improvisación se acompaña de una progresión de acordes de una canción popular o una composición original que se repiten. Los instrumentistas imitan los estilos vocales negros, incluso el uso de glissandos o slides y portamentos (sonidos arrastrados de una nota a otra), las ligeras variaciones de tono (incluidas las llamadas "blue notes", tonos de la escala del blues desafinados a la baja en un intervalo microtonal respecto a la afinación occidental)


El jazz tiene sus raíces en el eclecticismo musical de los afroamericanos. En esta tradición sobreviven huellas de la música del África Occidental, de las formas musicales de la comunidad negra del Nuevo Mundo, de la música popular y clásica ligera europea de los siglos XVIII y XIX y de formas musicales populares posteriores que han influido en la música negra o que son obras de compositores negros. Entre los rasgos africanos se encuentran los estilos vocales, que destacan por una gran libertad de coloración vocal; la tradición de la improvisación, las pautas de pregunta y respuesta, y la complejidad rítmica, tanto en la síncopa de líneas melódicas individuales como en los ritmos complejos que tocan los distintos miembros de un conjunto. Otras formas de música afroamericana son los cantos que acompañaban el trabajo, las nanas y, aunque posteriores, los cánticos espirituales y los blues.
La música europea ha aportado estilos y formas específicas: himnos, marchas, valses, cuadrillas y otras músicas de baile, de teatro ligero, y de óperas italianas, así como elementos teóricos —en especial la armonía—, un vocabulario de acordes y la relación con la forma musical. Gran parte de la influencia europea se debe a los estudios que realizaron estos músicos del Viejo Músico, incluso en tiempos en los que ésos sólo podían encontrar trabajo en los barrios en que se divertían los pobres o en los barcos que surcaban el Mississippi.
Entre los elementos negros de la música popular que han contribuido al jazz se incluyen la música de banjo de los minstrel shows (derivados de la música de banjo de los esclavos); los ritmos sincopados de influencia negra procedentes de la música latinoamericana (que se oía en la ciudades sureñas de Estados Unidos), los estilos de pianola de los músicos de las tabernas del Medio Oeste, y las marchas e himnos tocados por las bandas de metales de negros a finales del siglo XIX. En estos años surgió otro género que ejerció una poderosa influencia. Se trataba del ragtime, música que combinaba muchos elementos, incluidos los ritmos sincopados (originarios de la música de banjo y otras fuentes negras), y los contrastes armónicos y las pautas formales de las marchas europeas. A partir de 1910 el director de orquesta W. C. Handy tomó otra forma influyente, el blues, y la llevó más allá de su tradición precedente —estrictamente oral—, con la publicación de sus originales blues. En las manos de los músicos de jazz, sus blues llegaron a quien sería quizá su mayor intérprete en los años veinte: la cantante Bessie Smith, que grabó muchos de ellos.
La fusión de estas múltiples influencias en el jazz resulta difícil de reconstruir, dado que esto ocurrió antes de que el fonógrafo pudiera ofrecer testimonios fiables.


La La mayor parte de la música primitiva de jazz se interpretaba en pequeñas bandas de marcha o la tocaban pianistas solistas. Aparte del ragtime y las marchas, el repertorio incluía himnos, espirituales y blues. Las bandas tocaban esta música, modificándola mediante síncopas y aceleraciones, en los picnics, bodas, desfiles y funerales. Era típico que las bandas tocasen endechas de camino a los funerales, y marchas alegres al volver. Si bien el blues y el ragtime surgieron con independencia del jazz y continuaron coexistiendo con él, influyeron en el estilo y las formas del jazz, y sirvieron de vehículo importante para la improvisación jazzística.


El 30 de enero de 1917, un grupo de músicos blancos llamado, sin modestia alguna, The Original Dixieland Jass Band grabó “Darktown Strutter’s Ball” e “Indiana” para el sello Columbia. La música se consideró demasiado revolucionaria para la época y no se publicó, sin embargo, dos meses después la ODJB grabó para el sello Victor “Livery Stable Blues” y “The Original Dixieland One Step”, temas que tuvieron gran éxito. Otros grupos se unieron al movimiento y también comenzaron a grabar. Así el jazz se convirtió en moda, ya que los promotores vieron una oportunidad de ganar dinero fácilmente. Pasarían varios años antes de que se hicieran grabaciones de músicos negros. En ese tiempo comenzaron a oírse opiniones que mantenían que los blancos habían inventado el jazz. Más tarde surgió una corriente contraria, que existe hasta hoy, que apoyaba la idea de que el jazz era una música negra y que sólo los negros tenían el conocimiento, sentimiento y talento para tocarla. Se ha probado en muchas ocasiones que ambas posiciones son falsas.
En 1920, Mamie Smith grabó el primer blues, “Crazy Blues”, y la moda del jazz fue reemplazada por la de los blues. Sin embargo, el jazz continuó progresando y los New Orleans Rhythm Kings, uno de los primeros grupos que tocaba improvisando solos, sonaba en 1922 como si llevara una década de progreso sobre los ODJB. El año 1923 fue de gran importancia, porque durante ese año hicieron grabaciones debut la King Oliver’s Creole Band (la cual incluía en corneta a Louis Armstrong y en clarinete a Johnny Dodds), la cantante de blues Bessie Smith y el compositor y pianista Jelly Roll Morton. Aunque la banda de King Oliver se consideraba dentro de las más importantes de Nueva Orleans por sus improvisaciones en conjunto, sería Louis Armstrong quien tendría la mayor influencia y eventualmente cambiaría el jazz.
Por esos años el jazz se desarrolló de varias maneras. Nuevos solistas, como los pianistas Art Tatum y Teddy Wilson y los trompetistas Roy Eldrige y Bunny Berigan, inventaron estilos alternativos. Los arreglos de las Big Bands se tornaron más sofisticados, el Dixieland revivió y fue redescubierto (la Yerba Buena Jazz Band de Lou Watters fue en parte responsable por este renacimiento), y se celebraba el jazz como una parte importante de la cultura norteamericana. Lamentablemente, esta era de oro de popularidad no duraría.
Como consecuencia de la evolución continua del jazz, fue tal vez inevitable que avanzara más rápidamente que las preferencias del público en cuanto a música popular. Al principio de los ’40 muchos de los jóvenes músicos quisieron ir más allá de la música de swing y desarrollar sus propios conceptos. El saxofonista Charlie Parker y el trompetista Dizzy Gillespie fueron los fundadores principales de un nuevo estilo llamado bepob o bop, pero no fueron los únicos y docenas de otros se les unieron. Una de las características del bebop era introducir el tema rápidamente para luego iniciar las improvisaciones. Las armonías y ritmos se hicieron mucho más complicados y, más importante aún, la música que se tocaba era cada vez menos apta para bailar. Una huelga de grabación entre los años 1942 y 1944, un impuesto prohibitivo a los espectáculos – el cual hizo cerrar a muchos de los salones de baile- y la creciente acogida del público a los cantantes populares, condenaron a las Big Bands a su extinción. Al mismo tiempo, la eliminación de las pistas de baile en mucho de los clubes convirtió al jazz en una música estrictamente para ser escuchada. Al ser elevada a nivel de música de arte, el jazz se aisló del mundo de la música popular y su público disminuyó drásticamente, mientras otros estilos más simples se creaban para llenar el vacío.
Sin embargo, la decaída comercial no frenó el crecimiento artístico del jazz. El bop, inicialmente considerado un estilo revolucionario (la huelga de grabaciones no les permitió a muchos conocer su gradual crecimiento), se transformó en la parte más importante de la corriente del jazz al comenzar la década de los ’50. El cool jazz, jazz de la costa oeste, que daba más énfasis a tonos y arreglos más suaves y que llegó a la cima de su popularidad a media década, y el hard bop (que incorpora los elementos de más sensibilidad del jazz [soul] descartados por los creadores y seguidores del bebop), fueron ramas del bebop que tuvieron sus aficionados. Pero con el surgimiento de la avant garde, o free jazz, la música improvisada experimentó el mayor salto, abandonando aún a más seguidores.
Cuando Ornette Coleman y su cuarteto se presentaron en el Five Spot en Nueva York en 1959, muchos aficionados que comenzaban a aceptar la música de Thelonious Monk quedaron perplejos. Ornette y su grupo interpretaban un tema en unísono y luego improvisaban muy libremente sin utilizar ningún acorde. Durante el mismo período, John Coltrane, quien había llevado el bop a extremos con el interminable número de acordes que usó al grabar “Giant Steps”, comenzó a improvisar apasionadamente sobre vamps (acompañamientos improvisados repetitivos). La atonalidad percusiva del pianista Cecil Taylor debía tanto a la música clásica contemporánea como a los estilistas de jazz de épocas anteriores y los exagerados saltos de intervalos de Eric Dolphy eran completamente imposibles de predecir. El jazz avant garde había llegado.


A mitad de los ’60 el free jazz estaba lleno de improvisaciones de mucha energía por medio de las cuales se exploraba tanto el sonido como las notas. Dentro de pocos años, cuando surgieron el Art Ensemble of Chicago y Anthony Braxton, el espacio en la música se utilizaba mucho más libremente y a fines de los ’70 muchos artistas avant garde dedicaban más tiempo a integrar improvisaciones con composiciones complejas. La música ya no era una forma libre continua, sino que los músicos gozaban de libertad completa en sus solos para crear cualquier sonido que les pareciera adecuado. Aunque este estilo ha sido oscurecido por otros desde los ’70, es todavía una opción viable para los improvisadores y sus innovaciones continúan influyendo indirectamente en la corriente moderna del jazz.
La década de los ’70 se reconoce más bien como la era de la fusión, cuando muchos de los jazzistas integraron aspectos del rock , R&B (rhythm and blues), y música pop con su propia música. Hasta fines de los ’60, el jazz y el rock se mantuvieron separados, pero con el surgimiento del teclado electrónico hubo mucha experimentación. Miles Davis, quien fue innovador en el bop, cool jazz, hard bop y su propia estilo de avant garde, estableció los patrones de la fusión cuando grabó “In a Silent Way” y “Bitches Brew”. Se comenzaron a formar grupos que combinaban la improvisación y musicalidad del jazz con la fuerza y ritmos del rock. Dentro de los más notables están Return to Forever, Weather Report y Mahavishnu Orchestra. Ya en 1975 este movimiento comenzó a quedarse sin combustible artístico, pero debido a su potencial comercial ha continuado hasta hoy, frecuentemente en una forma aguada como mezcla del pop instrumental y recibiendo el inexacto nombre de “jazz contemporáneo” o “acid jazz”.


La trayectoria del jazz de 1920 a 1975 fue de una constante evolución con nuevos estilos que quedaban fuera de moda dentro de cinco a diez años. En los ’80 súbitamente se consideró aceptable dar tributo al pasado y acudir a épocas anteriores al bop para inspirarse. Aunque el Dixieland se ha mantenido bastante activo, casi de manera clandestina, por décadas (tuvo un auge de popularidad durante los ’50), pocos de la tendencia principal del jazz moderno reconocieron su existencia o importancia antes de los ’80. Wynton Marsalis, quien simbolizó la década, comenzó como trompetista inspirado en gran parte por la manera de tocar del Miles Davis de los ’60. Eventualmente encontró su propio sonido al retroceder en el tiempo explorando la música de los maestros del pre-bop, y el resultado fue que, aunque tocaba nueva música moderna, Marsalis logró adaptar e interpretar de una manera original las ideas proporcionadas por el pasado distante.
Muchos de los jóvenes intérpretes que han seguido a Marsalis ignoran a la fusión y a las más importantes innovaciones del avant garde, usando sólo el hard bop como la base de su música. Es un acontecimiento realmente curioso que existan tantos músicos jóvenes que tocan con un estilo que tuvo su auge antes de que ellos nacieran, pero a mediados de los ’90 muchos de estos Young Lions finalmente comienzan a establecer sus propias voces y construyen en base a las innovaciones de antaño.
Casi todos los estilos del jazz siguen activos en los ’90, incluyendo el Dixieland, jazz clásico, pequeños grupos de swing, bop, hard bop, post-bop, avant garde y varias formas de fusión. El jazz ha pasado a ser una música realmente internacional, aunque su evolución se ha hecho más lenta durante los últimos 20 años. Hoy no es evidente la dirección en que irá el jazz en el futuro. Algunos cínicos piensan que la música ha llegado al final de su desarrollo, pero se puede apostar que mientras existan grabaciones, junto con la necesidad de auto expresión, el jazz sobrevivirá.






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